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Desde 1989 Neal Donald Walsch canaliza a una entidad arquetípica que se autodenomina Dios, que ofrece una información espiritual de extraordinario valor y elevación conceptual.

Diferencia entre una entidad ‘álmica’ y otra ‘arquetípica’

El inevitable “choque” emocional que produce que la entidad canalizadora asuma la identidad de la Fuente original y primordial, según el concepto acuñado por los humanos, es fácilmente salvable al pensar que, en realidad, en última instancia, todo lo manifestado es el mismo Espíritu (Dios), no habiendo nada que pueda excluirse de dicho concepto.

Por tanto, Dios puede ser la autodenominación legítima que un conjunto de entidades álmicas, fractales de la Fuente, de máxima elevación utilicen en conjunto, legítimamente, de cara a este particular propósito revelador, pues no otra cosa es Dios en las fases de manifestación, que el conjunto de fragmentos fractales que realizan y representan esta aventura de exploración.

Las enseñanzas de Dios en las conversaciones con Neal Donald Walsch superan cualquier posible duda sobre el carácter elevadísimo de la conciencia reveladora, por lo que, después de su estudio, no queda ninguna objeción sobre la autodenominación como «Dios» de esta entidad.

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