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La información espiritual divulgada, comentada, facilitada y armonizada por Espacio Sutil es principalmente la de los grandes textos espirituales profundos actuales, es decir, aparecidos desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad.

La revelación de todo este gran acervo de información espiritual se realiza por entidades «extrafísicas», a través de la canalización por personas humanas.

Estas entidades son conciencias que se encuentran en un entorno de realidad menos limitados que el de la Tierra, son más expandidas en consciencia espiritual que los humanos y su trabajo de ayuda para con nosotros lo realizan voluntariamente, en respuesta a haber asumido estas actividades y estas funciones.

Todas ellas, sin excepción, nos hablan de un fondo o contenido que es el mismo, pese a las aparentes contradicciones formales, que precisamente son las que tratamos de aclarar en los comentarios a los textos que hacemos en Espacio Sutil.

Esto no es una labor sencilla, ya que una premisa fundamental de la «ayuda» al despertar que recibimos es que se mantenga vigente este escenario de experimentación, no malogrando su propósito. Por ello, los reveladores siempre tienen un marco o perímetro en su labor que no deben sobrepasar, y es el de no dar «pruebas», en el sentido puramente humano o físico-material, de su veracidad o legitimidad, sino que sea cada persona la que, con su propio criterio interno, debe discernir entre aquella información que le es útil y aquella otra que siente no le aporta nada en cada momento.

Hay otras poderosas razones para que esto sea así. Una de ellas es que precisamente el propósito de este escenario es que, gracias a los contrastes emocionales de la experimentación de la dualidad entre el bien y el mal, logremos entender y manifestar que nuestra realidad es espiritual, o dicho de otra forma, interna y no externa. En este sentido, darnos «pruebas externas» de otra realidad trascedente a la que vivimos sería vulnerar las «reglas del juego», entre ellas, el libre albedrío de nuestras conciencias, en un nivel superior, al elegir participar en estas experiencias y configurar su diseño.

Otra característica común a todos los reveladores es la dificultad que implica trasladar información mucho más elevada de lo que nuestro nivel de entendimiento alcanza, explicándonos entornos de realidad que son difícilmente comprensibles para nosotros desde un punto de vista de nuestra percepción a través de los sentidos físicos.

Además, se da la circunstancia de que cada revelación se entrega por un revelador distinto (cada uno tiene su personalidad y sus características) en una diferente época de la civilización humana, con niveles de consciencia espiritual distintos, para públicos diferentes y con propósitos distintos en cada caso.

Todo esto contribuye a que cada cuerpo de información espiritual sea muy diferente en la forma, llegando incluso a manifestar literalidades contradictorias, aunque todo ello responde a las circunstancias anteriores.

Esta problemática es la que genera el que algunas personas tiendan a denostar unas revelaciones en detrimento de otras con las que han desarrollado un cierto apego emocional.

En Espacio Sutil defendemos que hay un sustrato a toda revelación que es el contenido común de todas ellas, restando importancia a las diferencias superficiales o formales. Por supuesto, no somos ajemos a la circunstancia de que hay información espiritual falsa, incluso emitida de forma planificada con la intención de confundir.

No obstante, creemos que el estudio conjunto de todos la información espiritual que tenemos a nuestra disposición enriquece de tal manera que se limita completamente la posibilidad de incurrir en asumir información no fidedigna o no apta para la evolución espiritual aunque, por supuesto, eso es a juicio de cada persona en cada momento de su evolución personal.

Por último, hacer una advertencia a las personas que se están iniciando en el camino espiritual:

La práctica totalidad de estos textos no son bien acogidos por «el mundo» tal cual lo conocemos, por la mayoría de las personas, que aún no han experimentado su «primer despertar».

El predominio de una realidad científico-materialista, reduccionista o dogmática-religiosa conlleva que muchas personas consideren esta información falsa, si no una amenaza perjudicial para las personas o directamente proveniente «del mal».

Esto es algo completamente normal y comprensible, dado que la información espiritual revelada viene a dar las pistas suficientes para comprender que este mundo no es real, que es un escenario de experimentación, que nuestra realidad es espiritual y no físico-material y para, en fin, explicar un conjunto de cosas que el «mundo dormido» considera amenazantes y peligrosas para su continuidad como tal.