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NOTA. La primera parte de este artículo se puede encontrar aquí.

Una vez que expuse, en el artículo previo, la conveniencia espiritual terapéutica de la sanación energética y mi propia experiencia con ella, en este artículo señalaré, de forma práctica, los diversos síntomas asociados a afecciones energéticas que afectan a todos los seres humanos, salvo a aquellos que han alcanzado la iluminación.

En primer lugar, hay que dejar claro que la espiritualidad, según la conoce el ser humano, tiene tres vertientes, que se derivan de la información espiritual revelada que todos recibimos, y que se corresponden con “los tres descensos” que realizó el Espíritu para poder tener la experiencia humana.

La experiencia humana es una exploración del Espíritu “extrema”, por cuanto implica experimentar un entorno completamente opuesto al Suyo, denominado así la “dualidad de los opuestos”.

  • Vertiente de la transformación de la mentalidad:
    • El Espíritu pasó de la Luz a la oscuridad, en una involución de conceptos, significados y valores que pasaron de lo divino a lo egoico. El camino inverso, es decir, el de retorno, implica recordar nuestra divinidad y actuarla en la Tierra.
  • Vertiente de la transformación energética:
    • El Espíritu pasó de la energía pura de su pensamiento a una energía cada vez más densificada, hasta llegar a la materialización del cuerpo físico, único reconocido por la percepción física (sentidos físicos). El camino inverso, es decir, el de la “ascensión”, implica empezar a reconocer la configuración energética sutil de los diversos cuerpos energéticos que llevamos superpuestos al físico: el cuerpo emocional, el mental, y el semiespiritual, como cuerpos más cercanos o accesibles a nuestra percepción, y cuyas afecciones afectan profundamente a nuestra experiencia vital.
      • NOTA: El cuerpo semiespiritual es una forma de describir, en resumen, el resto de “cuerpos” energéticos sutiles, más allá del mental y del emocional, que son antecedentes del físico, y que no tiene mucho sentido matizar porque están lejos de nuestra comprensión.
  • Vertiente de la transformación de la percepción:
    • El Espíritu pasó de la ilimitación a la limitación en lo que respecta a la operativa de la mente. De una Mente Infinita, a una mente finita, limitadísima, la “mentecita material” humana adaptada a la dimensión físico-material. El camino inverso, es decir, el de la multidimensionalidad, implica expandir nuestra percepción más allá de los sentidos físicos (percepción extrasensorial: canalización, visualización, intuición, inspiración, visión y audición multidimensional, etc.).

Debido a la configuración de la experiencia humana, desde la segunda vertiente, como una experiencia puramente físico material, el ser humano dejó de tener en cuenta en su experiencia vital los otros cuerpos energéticos, los cuerpos sutiles, el emocional, el mental y los semiespirituales. Esta circunstancia devino finalmente, en la época del materialismo científico, en la tendencia de que todos los síntomas de enfermedades mentales, emocionales o físicas acabasen tratándose con tratamientos químicos, que es lo que sucede actualmente, en la “era del medicamento”.

Poco a poco se fueron perdiendo los saberes ancestrales de los curanderos, sanadores y chamanes, abandonándose las capacidades naturales de todo ser humano para prevenir y curarse a sí mismo sus diversas afecciones desde un punto de vista energético espiritual.

Esta involución que, por supuesto, no ha sido una “casualidad” de la evolución humana, sino que ha obedecido a diversos intereses humanos y suprahumanos, es lo que ocasiona que actualmente muy pocas personas sean conscientes de la dimensión energética sutil del ser humano, de las afecciones que se manifiestan en ella y de las técnicas para utilizar nuestro propio poder espiritual para sanarlas.

A continuación, vamos a dar una relación resumida de síntomas que las personas sufren habitualmente, que son perfectamente prevenibles y tratables por sí mismos desde un punto de vista energético sutil, pero que, al no ser conscientes de ello, bien acuden al sistema oficial para encontrar un tratamiento diferente al que necesitan, utilizan químicos para paliar sus síntomas, bien sufren sus consecuencias pensando, estoicamente, que no tienen solución.

Pero antes de enumerar algunos síntomas comunes de las afecciones energéticas perniciosas, daremos algunas ideas previas que es conveniente tener en cuenta para comprender dichos síntomas.

Es necesario decir que la sanación energética no es la cura definitiva de las afecciones energéticas, sino una forma propia, espiritual y saludable de impedir, paliar o remediar sus consecuencias. Es decir, una forma de higiene energética. La cura definitiva se produce en la causa, es decir, es la divinización de la mentalidad, es la elevación del nivel de consciencia espiritual (y, por tanto, el nivel de frecuencia energética sutil personal) que permite una creación de realidad que ya no es compatible con la afección energética o física en ninguna de sus formas.

Antes de dar la relación de síntomas, solamente algunas ideas más:

  • Que nuestros cuerpos energéticos son antecedentes causales del cuerpo físico, pues corresponden a cada uno de los niveles dimensionales que el Espíritu fue “atravesando” hasta diseñar la experiencia humana. Por tanto, las afecciones manifestadas en el cuerpo semiespiritual afectan también al cuerpo mental, al emocional y finalmente al físico. Y las afecciones energéticas en el cuerpo mental acaban trasladándose al emocional y al físico. Y las afecciones en el emocional, acaban trasladándose al físico. Por tanto, las afecciones energéticas no tratadas van cayendo “en cascada” de unos cuerpos a otros hasta acabar, si no cesan antes su influencia, y según la importancia de las afecciones energéticas causantes, en enfermedades físicas leves, graves o letales.
  • Que las manifestaciones o síntomas en los cuerpos “inferiores” acaban repercutiendo igualmente en los superiores, por un efecto de resonancia. Así, por ejemplo, una enfermedad física acaba repercutiendo “en cascada inversa”, sobre los cuerpos emocional, mental y semiespiritual.
  • Que los síntomas de afecciones energéticas tienen muchos grados de manifestación en nuestros cuerpos sutiles (semiespiritual, mental y emocional) y, finalmente, en el físico, por lo que la afecciones pueden manifestarse desde muy ligeras incomodidades hasta la total gravedad (imposibilidad de gobernarse, comportamientos de grave ataque, enfermedades graves y muerte), lo cual depende además de múltiples factores (desde la naturaleza y origen de la energía perniciosa que nos está afectando, hasta nuestro nivel de consciencia, etc.)
  • Que muchas de las afecciones energéticas tienen un origen propio “directo”, debido a la mentalidad errática y egoica del ser humano, poco evolucionada, puntual o permanentemente, a desintegraciones o descensos de consciencia. Precisamente los cursos del programa de estudios de energías sutiles de Espacio Sutil se diferencian en su componente terapéutica espiritual, basada principalmente en Un curso de milagros.
  • Que aquí solamente estamos tratando los síntomas de las afecciones energéticas, no sus orígenes, que son tremendamente diversos y numerosos (entidades confusas, entidades oscuras, formas de conciencia diversas, energías emitidas por entidades, provenientes de alimentos, de químicos, de campos magnéticos, de la propia mentalidad egoica, etc.), cuestión que se detalla en los diferentes cursos del programa de estudios de energías sutiles de Espacio Sutil.

Por último, recordemos de nuevo que los síntomas en un determinado cuerpo, causados por afecciones energéticas pueden provenir tanto de energías que afectan directamente a ese cuerpo como de afecciones que han ido trasladándose desde otros cuerpos energéticos, que, por no haberse detectado a tiempo, han acabado manifestándose, en cadena, en “cascada” o en “cascada inversa” en los otros cuerpos.

Síntomas físicos

  • Dolor de cabeza:
    • Muchas veces nos sorprende un dolor de cabeza, bien al despertarnos, bien “de repente”. El humano actual tiende simplemente a tomar un medicamento analgésico, “tapando” así el dolor y olvidándose hasta la siguiente ocasión, aunque la gran mayoría de los dolores de cabeza provienen de afecciones energéticas perniciosas de origen propio o ajeno.
    • Los dolores de cabeza de recién despertado, por ejemplo, suelen ser producidos por afecciones energéticas perniciosas en fase de sueño, bien en nuestros cuerpo astrales (emocionales y mentales), bien en nuestros cuerpos físicos mientras nuestra conciencia está “fuera”.
    • El dolor de cabeza producto de la ingestión de alcohol o drogas, o de sustancias tóxicas, al contrario del entendimiento común, es mucho más leve del que finalmente se experimenta, pues estos dolores vienen dramáticamente aumentados por afecciones energéticas externas, que a su vez se facilitan por la bajísima frecuencia vibratoria que produce la ingesta de estas sustancias.
    • El dolor de cabeza, muchas veces, proviene de la exposición excesiva a campos magnéticos artificiales (computadoras, wifi, telefonía móvil, alta tensión, microondas, etc.), que son afecciones energéticas cuya “acumulación” en los cuerpos energéticos puede impedirse con una adecuada higiene energética diaria.
  • Mal cuerpo (náuseas, mareos, etc.):
    • De forma similar a como se han expuesto las verdaderas razones de los dolores de cabeza, los síntomas de “mal cuerpo” suelen tener orígenes muy diversos a aquellos a los que la humanidad actual mayoritariamente suele atribuirle la causa
  • Cansancio:
    • Algunas de las afecciones energéticas son parasitarias de la energía personal, lo cual se manifiesta como somnolencia, sueño, o estado de aletargamiento que impide realizar una vida normal, y que el común de la humanidad combate con sustancias como la cafeína o medicamentos que artificialmente alteran el equilibrio energético de la persona, lo que ocasiona el típico efecto rebote y altibajos cada vez más pronunciados, en un círculo vicioso que va generando adicciones menores.
  • Falta de fuerza:
    • La falta de fuerza personal para acometer el trabajo diario que tantos humanos “sufren” como algo habitual que se da sistemáticamente algunos días sí y otros no, que se achacan inmediatamente a esfuerzos previos o a cualquier otra cuestión provienen, en la mayoría de los casos, de una afección “en cascada” de energías perniciosas en los cuerpos semiespiritual, mental y emocional que se han trasladado al cuerpo físico.
  • Enfermedades físicas diversas:
    • Son consecuencia de la permanencia de los síntomas anteriores, o de los síntomas sobre el cuerpo emocional que “caen en cascada” hasta manifestarse en el cuerpo físico, consecuencia de graves desequilibrios energéticos sutiles que acaban produciendo desequilibrios físicos funcionales en los sistemas y órganos vitales.

Síntomas emocionales

  • Agresividad injustificada, que no se explica ni siquiera la persona que la manifiesta.
  • Tristeza repentina.
  • Apatía instalada en largos períodos de horas o días.
  • Morbosidad sexual incontinente y continuada.
  • Indiferencia o desconexión de la emoción puntual o pasajera injustificada por ningún otro acontecimiento.
  • Depresión inconsciente, sin saber el por qué se manifiesta.
  • Negatividad puntual o pasajera, sin que haya situaciones, vivencias o acontecimientos que la puedan explicar de otra manera.
  • Nerviosismo repentino.
  • Miedo irracional.
  • Enfermedades psicológicas y conflictos emocionales diversos:
    • Surgen como consecuencia de la permanencia de los síntomas anteriores, o de los síntomas sobre el cuerpo mental que “caen en cascada” (o de los síntomas sobre el cuerpo físico que “cae en cascada inversa”) hasta manifestarse en el cuerpo emocional, consecuencia de graves desequilibrios energéticos sutiles que acaban produciendo desequilibrios funcionales en la gestión emocional de la persona.

Síntomas mentales

  • Confusión, falta de criterio, incapacidad de análisis, duda e incertidumbre, etc.
  • Obsesión, ideas insistentes y machaconas, “musiquillas” que no se van de la cabeza, etc.
  • Pensamientos oscuros, negativos, fatalistas, violentos.
  • Lentitud mental.
  • Bloqueo de comprensión de conceptos, situaciones, análisis, etc.
  • Pensamientos “ajenos”, que no se identifican con los pensamientos propios habituales, incluso con frases y palabras que no son las de la persona.
  • Enfermedades mentales diversas:
    • Se originan como consecuencia de la permanencia de los síntomas anteriores, o de los síntomas sobre los cuerpos semiespirituales que “caen en cascada” (o de los síntomas de los cuerpos físico y emocional que “caen en cascada inversa”) hasta manifestarse en el cuerpo mental, consecuencia de graves desequilibrios energéticos sutiles que acaban produciendo desequilibrios funcionales en la mentalidad de la persona.

Síntomas espirituales

Todos los síntomas de afecciones energéticas sobre los cuerpos semiespirituales se podrían resumir en una disminución de la consciencia espiritual de la persona mientras dura la afección energética perniciosa.

  • Falta de discernimiento espiritual (comprensión intelectual de conceptos espirituales o de comprensión profunda -es decir, de integración-)
  • Falta puntual o pasajera de conexión interna con el Espíritu
  • Falta de sensibilidad espiritual, energética o de percepción extrasensorial habituales en la persona.
  • Aumento de la percepción errónea o egoica, en todas sus diversas manifestaciones.
  • Incapacidad de disfrutar de la vida espiritual (paz, dicha y gozo) de forma repentina e inexplicable por otras razones.

El programa de estudios de energías sutiles de Espacio Sutil es un programa completo para acompañar al estudiante de espiritualidad en la vertiente de la transformación energética, siendo el curso básico de limpieza y protección una potente herramienta de higiene energética y de terapéutica espiritual que inicia en este camino necesario para la evolución espiritual.

Iván Prospector

Espacio Sutil