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Antecedentes

La información espiritual consciente se entrega en cada momento de la forma que mejor puede recibirse según el nivel mental o de consciencia de los receptores.

Así, en los períodos incipientes del discernimiento espiritual por las especies inteligentes, las que han alcanzado un determinado nivel de consciencia de autorreferencia y de conciencia moral, la información espiritual consciente debe provenir de otras personas que la transmitan, para ser captada por los sentidos físicos o externos, la vista y el oído principalmente. Además, la información puede entregarse “directamente” a una persona concreta, quien después de canalizarla, la transcribe en escritura, de forma que también se convierte en accesible para todos en dicho nivel de consciencia, en forma de textos, vídeos, audios, etc.

Invariablemente, uno de los objetivos de los reveladores “desencarnados” o de los maestros o facilitadores humanos es que se comience a atender a una “voz interior”, a un maestro interno, al principio en atención al contraste emocional que producen los conceptos espirituales sobre los conceptos mundanos, a la hora de tomar una decisión, por ejemplo, al interpretar un determinado acontecimiento externo percibido por los sentidos físicos.

La información espiritual, también de forma invariable, anticipa que ese vuelco al interior determinará finalmente en el estudiante las condiciones para afrontar el último paso en su “etapa de aprendizaje”, el recuerdo e identificación con su esencia, con el Espíritu en él, con su Yo superior, con el Cristo en él, con la Chispa Divina que mora en él.

La información espiritual afluye genéricamente a todas las conciencias de forma inconsciente, de forma que no hay una identificación consciente de dicha información.

Cuando la identificación de la información es consciente, nos encontramos, así, con tres niveles de recepción de información espiritual:

  • En primer lugar, el nivel de recepción consciente a través de los sentidos físicos (personas, por ejemplo, Jesús de Nazaret) o escritos (cualquiera de los textos revelados). Aquí se incluye también la entrega de información canalizada por entidad externa, es el caso de los reveladores de información espiritual, que después el canal receptor divulga a través de medios escritos, orales o audiovisuales. En este nivel de recepción de información, el receptor, bien reciba por sentidos físicos o por inducción directa de la información, no necesariamente requiere un nivel de consciencia elevado, como por ejemplo, el caso de los textos espirituales modernos, cuyos canales eran personas de nivel de consciencia media.
  • En segundo lugar, el nivel de recepción consciente de la escucha interna por contraste emocional, inspiración, creatividad, intuición y discernimiento espiritual (por ejemplo, los denominados en los textos Voz del Espíritu Santo, o consciencia del Espíritu de la Verdad, como los más referidos, entre varios otros). En este caso, el nivel de consciencia es superior a la media, debido al avance en la propia vida o en vidas anteriores.
  • En tercer lugar, el nivel de recepción consciente de la recepción directa, por autocanalización, de la propia esencia, espíritu o chispa divina en cada uno, denominada esta última modalidad, habitualmente, conexión con tu Yo Superior, con el Cristo en ti, o técnicamente, como en el Libro de Urantia, con el Ajustador del Pensamiento. Este nivel de recepción de información es la evolución del anterior, y supone un nivel de consciencia en el que el receptor muestra una conexión espiritual individual con instancias superiores, bien propias, bien ajenas, en diverso grado, bien puntualmente, bien de forma sostenida.

Si bien los tres niveles de recepción de información se corresponden con grados de evolución espiritual, de nivel mental o de expansión de la consciencia de discernimiento espiritual, en la Humanidad, lógicamente, se han dado simultáneamente, sin bien en diverso grado, en función del momento evolutivo: al principio mayoritariamente el de los sentido físicos de forma consciente; y los de la voz interior y la identificación con el Espíritu en diversos grados de inconsciencia; variando posteriormente, lenta y tortuosamente en favor de los dos segundos; hasta llegar a la actualidad.

Así, en la actualidad, conviven en los estudiantes de espiritualidad los tres niveles de recepción (sentidos físicos, voz interior, conexión con el Espíritu), pero desde con la irrupción de los textos revelados modernos se ha empezado a extender la realización consciente de la voz interior y, últimamente, de la conexión directa individual con instancias superiores propias o ajenas.

Así, es generalizada, entre los textos revelados actuales, la intimación o exhortación que realizan los reveladores de la información espiritual a que cada estudiante de Espiritualidad acabe conectando interiormente con su esencia, una vez que ha adquirido una buena base teórica y práctica a través de la recepción por sentidos físicos y ha logrado escuchar la voz interior manifestada por el contraste emocional, habiéndole proporcionado ambas las condiciones básicas para pasar al tercer nivel de recepción, el de la recepción directa, sin intermediarios.

Como es lógico, esta circunstancia, que es muy incipiente, pues la intimación generalizada de los textos actuales a los estudiantes de Espiritualidad de comenzar la recepción de información “directa”, tiene apenas unas pocas décadas, es actualmente el comienzo de la inauguración, según “nos dicen”, de un nuevo escalón evolutivo generalizado para la Humanidad.

La canalización

Para esta explicación, lo que comúnmente se conoce con el término ‘canalización’, y que de forma genérica abarca todos los fenómenos de recepción de información consciente por conexión con el Espíritu, lo hemos diferenciado de forma específica en la canalización expresa (por ejemplo, aquella por la que se trasmite información espiritual estructurada y con propósito, habitualmente procedente de seres elevados concretos, y generalmente “al dictado”, como los textos revelatorios modernos) y la autocanalización (aquella en la que cualquier persona puede recibir información “a pedido”, de instancias superiores en consciencia, bien su Yo Superior, bien de otras fuentes específicas).

Así pues, la canalización, en sentido genérico, de información espiritual es la recepción, por parte de una persona físico-material, de información espiritual procedente de:

  • En primer lugar, seres de otras dimensiones, con mayor nivel evolutivo que los receptores y con propósito de ayuda, es decir, personalidades elevadas.
  • Además, de seres con igual o inferior nivel evolutivo, y desde planos de manifestación de otras dimensiones en las que la personalidad emisora tiene acceso a información útil puntualmente para nuestra dimensión físico-material, por ejemplo, de seres en tránsito “entrevidas”.
  • También, de seres con superior nivel evolutivo pero caídos en la oscuridad, desde los planos de planificación o manifestación de otras dimensiones.

Finalmente, la conocida como autocanalización, es decir, la obtención de información espiritual directamente de la Esencia o Espíritu del canal receptor, es decir, procedente del mismo canal en otros niveles elevados de sus aspectos multidimensionales.

Así, y como ya se ha dicho, la canalización puede ser, en sentido específico, por dictado (canalización propiamente dicha) o por dictado (autocanalización), y esta es una diferencia muy importante, ya que:

  • La recibida por dictado, o canalización propiamente dicha, por ejemplo, la de los textos revelatorios modernos, tiene unas características diferenciales, que son las siguientes:
    • Presupone habitualmente un pacto previo (en fase de planificación “entrevidas” entre el canalizador y su canal humano).
    • Requiere una preparación de la estructura psíquica del canal humano receptor, para adaptarse a la canalización directa de la información por el canalizador emisor.
    • Tiene propósito concreto, un perímetro revelatorio determinado, estructura clara y definida y completo sentido sistémico.
  • Sin embargo, la recibida por inspiración, mejor denominada autocanalización, que podría definirse como la conexión con el espíritu, esencia o Yo Superior:
    • Puede ser realizada por cualquiera con un nivel de consciencia tal que le permita realizar una conexión con instancias elevadas de sí mismo, o con instancias elevadas de otros seres físicos o no.
    • Se puede dirigir libremente por el receptor de la información en cuanto a qué información concreta obtener y con qué seres contactar.
    • Además, hay diversas formas y técnicas de recepción de información por inspiración, correspondientes a las diversas lecturas que los denominados “trabajadores de luz” realizan con diferentes técnicas según la herramienta y corriente que utilicen para ello.

En cuanto a las características de la canalización propiamente dicha, o por dictado, denominada específicamente canalización (a diferencia de la canalización por inspiración, que podemos denominar autocanalización), qué mejor que acudir a lo que dicen los canales de los principales emisores de información espiritual revelada actual, como por ejemplo, Jane Roberts, JZ Knight, Lee Carrol o Geoffrey Hoppe, entre muchos otros, de cuyas reflexiones hago a continuación un compendio:

  • La canalización es la recepción de ideas o de la energía en que se manifiesta las ideas que representa, expresadas tal como los seres humanos se expresan al relacionarse con otros seres humanos.
  • La canalización puede ser de luz o de oscuridad.
  • La canalización, bien sea por dictado o por inspiración-conexión (que hemo denominado autocanalización) es fidedigna y refleja la divinidad si se dan las siguientes circunstancias (según establece Kryon):
  1. Siempre habrá información útil para todos. El canal fidedigno no da información útil para sólo unos pocos, o le dice que es sólo para un grupo especial o un número limitado. Debe ser útil para toda la humanidad, para cada uno de los humanos. Esta cuestión es clave para sospechar de un mensaje que no cumpla dicho criterio.
  2. El mensaje debe ser edificante, de empoderamiento, no de miedo, no uno que te haga bajar tu energía o te suma en la inquietud. Este es un elemento básico de la energía de Dios. Debe inspirar al oyente y al lector. Cada aparición de un ángel ante un ser sumano siempre ha comenzado con un «¡No temas!«
  3. El Espíritu nunca, nunca canalizará un mensaje que te pida que renuncies a tu libre albedrío. ¡Nunca! Porque tu libre albedrío es de lo que trata tu experiencia en la Tierra. La libre elección es la que impulsa tus potenciales de futuro.
  4. El Espíritu nunca te dará un mensaje que te pida que violes la integridad de lo que crees. El Espíritu honra tus propios procesos de pensamiento y evolución. Tampoco te engañará ni violará tu integridad de manera alguna. Debes sentirte cómodo con él, y debe sonar fiel a tu corazón, debe resonar.
  5. El Espíritu nunca representará a un canalizador como la única fuente de la información divina. Hay muchos canales de información revelada y todos ellos coordinan su información para crear un panorama más amplio, especialmente en esta etapa de la Nueva Energía. Nunca se representarán a sí mismos como la única fuente de información.
  6. La información es normalmente nueva información, siempre añade algún matiz diferencial al tratar los conceptos dados anteriormente. El canal que simplemente expone lo viejo no está canalizando nada más que el ego humano. Es necesaria una nueva información que complemente, matice, ayude a la comprensión de los conceptos ya obtenidos por la Humanidad con nuevos puntos de vista.
  7. La información canalizada debe presentar posibles soluciones espirituales a los desafíos de la vida en la Tierra, a través de nueva información, lo cual es el propósito de la canalización.

La autocanalización

Y ya, nos centramos en el fenómeno de la canalización por inspiración, en la que un nivel de consciencia suficiente permite a una persona “conectarse” directamente con instancias superiores de su personalidad o de otras personalidades, que a efectos de esta explicación denominamos autocanalización.

La autocanalización es un fenómeno que todos los textos espirituales modernos, de los siglos XX y XXI, de una forma u otra, sugieren practicar a los estudiantes de Espiritualidad, aunque ya expresa y urgentemente los textos revelatorios del siglo XXI, principalmente Ramtha, Kryon y Círculo Carmesí (Tobías y Adamus Saint Germain entre otros).

No solamente supone que el estudiante de Espiritualidad haya adquirido un determinado nivel de consciencia y habitualmente una práctica del nivel inmediatamente previo de recepción de información, el de la voz interior a través del contraste emocional, sino que también presupone unos cambios en la estructura magnética del planeta, que facilitan la conexión con la nueva energía que desde 1987 se ha permitido que vaya estando disponible para las conciencias planetarias.

En las últimas décadas, de forma creciente, muchos estudiantes de Espiritualidad o, dicho genéricamente, “trabajadores de la luz”, han comenzado la práctica de la autocanalización, a través de innumerables técnicas que les inducen un estado de trance, o de percepción ampliada, que les permite efectuar la conexión con instancias espirituales superiores.

Esa conexión, facilitada por diversas técnicas, no exclusivas ni de lista cerrada, comienza por ser puntual, cuando se decide por el practicante realizar la conexión, pero su vocación es convertirse poco a poco en permanente, hasta alcanzar niveles de lo que en el acervo común se entiende por “iluminación”, que supondría una conexión estable y duradera con el Espíritu.

Además, es relevante la calidad de la conexión (al igual que si hablásemos, como símil, de la calidad de la conexión a Internet que cada uno tenemos en nuestra casa u oficina). La conexión alcanzada a través de dichas técnicas, normalmente inducida por un estado de percepción sensorial interna o ampliada, conocida como estado de trance espiritual, manifiesta también un determinado nivel de calidad, que varía dependiendo de muchos factores en el autocanalizador, algunos estructurales (sobre todo, su nivel de consciencia espiritual alcanzado) y otros coyunturales (como por ejemplo, el nivel de trance alcanzado puntualmente como preparatorio del proceso, sus preocupaciones, su nivel energético físico y sutil, lo que a su vez depende de otros innumerables factores, como la salud, los hábitos, la motivación, la eficacia de la técnica usada para establecer el estado de trance o percepción alterada previa, la práctica previa que determina su experiencia, etc.).

Así, el nivel de conexión puede y debe ser mejorado por el estudiante que comienza las prácticas de autocanalización, según va alcanzando experiencia y pericia en el proceso.

Algunos de los factores más distorsionantes en los comienzos de las prácticas de la autocanalización es el miedo al fracaso en el intento, al ridículo por la calidad de la información obtenida, o la desconfianza incipiente que todo estudiante manifiesta en el proceso hasta que alcanza las certezas inherentes a la altísima coherencia y profundidad de la información obtenida cuando avanza en el proceso.

Por supuesto, las técnicas de conexión interna previa a la autocanalización son variadísimas y pueden e, inicialmente, deben, venir apoyadas y complementadas por instrumentos de testeo, tales como péndulos y similares.

El autocanalizador, sobre todo al principio, no puede evitar introducir en la información recibida elementos subjetivos personales, ya que realiza una traducción de ideas, sensaciones, emociones y visiones que aparecen en su mente y sistema energético, de forma que va realizando un correlato simultáneo a la información que va recibiendo, a la cual debe dar forma oral o escrita conforme a sus propios recurso personales, lo que nos lleva a la consideración e interpretación que el lector de la información canalizada debe conferir a la información recibida, sin pretender asimilarla a la obtenida en la canalización “por dictado” de los textos revelatorios.